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Los objetos de lo femenino: Mujeres nobles de la Nueva España

Para las mujeres nobles novohispanas el modelo femenino ejemplar estuvo relacionado con la religión católica, especialmente en la invitación a imitar a la Virgen. Estas mujeres estuvieron en contacto con una multiplicidad de objetos que les ayudaron a negociar con las expectativas sociales de su género en los contextos que habitaron: el espacio doméstico, el convento, las artes y las actividades sociales.

Estas mujeres, por su posición económica no tenían que encargarse de trabajos fatigosos como la limpieza. Situación que les permitió, a muchas, acercarse a las artes y el estudio.

Aunque sus costumbres y actividades no eran accesibles para todas las mujeres, revisitar sus modos de vida nos permite aprender sobre el sistema de relaciones en el que vivieron y reflexionar sobre las reminiscencias o diferencias con la actualidad.

Abanico con escenas elegantes (detalle) | Varillaje de hueso calado e incrustaciones metálicas y país de papel acuarelado | S. XVIII | Europa

Un arconcito sirve para guardar pequeños objetos. Sin embargo, este ejemplar sólo simula la cerradura y no posee ningún mecanismo para abrirse, lo cual indica que su función era meramente de lucimiento social.

Hecho en plata, material predilecto en Nueva España por la riqueza que representaba, este arconcito podría haber sido parte del salón del estrado.

En el salón de estrado las mujeres realizaban tareas como bordar, tocar música y participaban en juegos especiales, como cartas y tablas reales.

Este espacio se utilizó para recibir visitas del mismo grupo social adinerado y por tanto, los objetos que se disponían en él tuvieron el objetivo de legitimar el estatus social de sus dueños.

Arconcito | Plata repujada y cincelada | S.VIII | Nueva España [hoy, México]

La porcelana era uno de los materiales más preciados por los novohispanos, especialmente la de origen chino. Durante este periodo, los motivos decorativos orientales inundaron el espacio doméstico, como este pequeño plato de 10 cm de diámetro, donde vemos una escena galante de una mujer con una jaula de pájaros, acompañada por un caballero. Si bien, el tema es europeo, la manufactura oriental puede reconocerse por los trazos fluidos y líneas simples.

Las miniaturas en porcelana, juguetes, mobiliario, entre otros formaron parte de los escaparates con vidrios traslúcidos en las casas novohispanas. Funcionaron a manera de “cámara de maravillas” como los gabinetes de curiosidades europeos y su acomodo estuvo a cargo de las mujeres de la casa. En la actualidad, se sigue conservando esta forma de mostrar objetos en las vitrinas, signo de nuestra herencia novohispana.

Plato | Porcelana con esmalte policromo y lustre de oro sobre barniz | S. XVIII | China

El chocolate fue una de las bebidas predilectas de las damas novohispanas. El consumo de esta bebida, de origen prehispánico, se dio en el salón del estrado y en azoteas que, decoradas con lujosas alfombras, fueron un espacio de reunión femenino para tomar el chocolate a media tarde.

Para beberlo, se hicieron diversos recipientes, entre ellos, la mancerina que servía para poner la taza o el coco chocolatero en su centro y en el espacio de alrededor, piezas de pan dulce para ser sopeadas.

Mancerina | Cerámica esmaltada | S. XVIII | Puebla de los Ángeles, Nueva España [hoy, Puebla, México]

Los biombos fueron utilizados para separar espacios en el ámbito doméstico novohispano. Por sus características funcionaron también como lienzo para mensajes sociales. El biombo que observamos tiene dentro de sus escenas a mujeres en su papel maternal y en particular como educadoras de la religiosidad.

Las tareas de crianza como alimentación, limpieza y cuidado cotidiano eran responsabilidad de las nodrizas y sirvientas. La maternidad para las mujeres nobles novohispanas, se entendió como la responsabilidad de ser la guía en el cumplimiento de los deberes piadosos a través de la enseñanza de la religión, la asidua asistencia a la iglesia y la puesta en práctica de la compasión cristiana realizada a través de actos caritativos.

Biombo con escenas (Detalle) | Óleo sobre tela con madera laqueada y policromada | S.XVIII | Nueva España [hoy, México]

Las pinturas incrustadas de concha, fueron sumamente codiciadas en la época novohispana, devenidas del gusto por la circulación de lacas japonesas. Esta pintura enconchada muestra la escena de la Asunción de la Virgen.

Los temas de la vida de Jesucristo y la Virgen eran muy comunes en el espacio de la capilla doméstica. Las mujeres nobles probablemente pasaron largos ratos de oración y cuidado en este espacio doméstico al tratar de cumplir con el modelo de piedad y devoción que se les inculcó. La Virgen María, era el arquetipo para emular por su ejemplo de pureza.

Asunción de la Virgen | Óleo sobre tabla de embutido de concha nácar | S.XVII - XVIII | Nueva España [hoy, México]

Fue en las escuelas llamadas amigas, conventos y beaterios que las mujeres nobles y ricas se acercaron a la lectura, escritura, matemáticas elementales, música, religión y labores femeninas como el bordado. Las más ricas pudieron pagar clases particulares y realizaron estudios de gramática latina y castellana.

En la búsqueda por personificar su deber devoto, las mujeres nobles poseyeron libros de horas, rezos y catecismo. También la literatura de caballerías conformó un género ávidamente leído por ellas, lo que inflamó su imaginación y deseos sobre el amor cortesano.

Así, las mujeres nobles poseyeron bellos ejemplares con estampas coloreadas o con lujosas encuadernaciones, como el ejemplar que observamos. Dicha pieza tiene hojas en blanco, destinadas para anotaciones. Además, se encuentra adornado con follaje y con tres medallones que simbolizan las virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. Haciendo énfasis en la belleza que procura el cumplimiento del deber devocional.

Encuadernación con hojas en blanco | Encuadernación de orfebrería en plata repujada y cincelada | 1734 | España

Esta escribanía, con incrustaciones de nácar y hueso, junto con los elementos necesarios para escribir como tintero, pluma, salvadera y abrecartas, formó parte del ajuar doméstico. La cerradura de hierro forjado indica que se guardaron papeles importantes. Al interior posee una pintura de San José y el niño al óleo.

Las mujeres novohispanas que tomaron la pluma pertenecieron a la clase alta y nobleza, en general fueron criollas. Los temas de sus obras son variados. En el aspecto de religión encontramos místicas y teólogas, en la literatura, a poetas y dramaturgas. Existieron mujeres cronistas, biógrafas y quienes escribieron sobre gastronomía. Además, algunas mujeres tuvieron poder en negocios, por lo que usaron las letras con el fin de administrar sus bienes.

Escribanía con imagen de San José con el niño | Madera de pino con marquetería de hueso, concha de tortuga y ébano, guarniciones de hierro forjado y recortado con pintura al óleo sobre madera | S. XVIII | Nueva España [hoy, México]

El retrato que observamos de María Josefa Tobio y Estrada, es una muestra de la imagen que buscaron proyectar las mujeres criollas de mediados del siglo XVIII. El gusto y uso de las modas europeas era expresado a través de elementos como las telas en su ropaje y la joyería y elementos como el abanico, el pañuelo y los chiqueadores (lunares de terciopelo negro que se colocaban en la sien).

Para las mujeres, el acto de vestirse era poco privado debido a que necesitaban ayuda y el proceso podía durar varias horas.

La mayoría de los elementos de adorno eran puestos en la ropa al momento de vestirse por lo que necesitaban hilvanarse, zurcirse o prenderse con alfileres.

Andrés López | Retrato de María Josefa Tobio y Estrada | ca. 1788 | Óleo sobre tela | Nueva España [hoy, México]

Los encajes que se implementaron en las mangas y cuello de la mujer nos hablan de un lujo pues, muchos de ellos eran de origen holandés o italiano. Las perlas fueron uno de los elementos preferidos del siglo XVIII en la joyería novohispana.

Los dos relojes colgados con cintas son otro elemento que apelaba a la distinción social, así como las telas brocadas de la falda, probablemente de seda y con elementos bordados. Destaca la riqueza expresada en el tinte del corsé ya que teñir de negro una prenda era un proceso sumamente caro.

Andrés López | Retrato de María Josefa Tobio y Estrada (detalle) | ca. 1788 | Óleo sobre tela | Nueva España [hoy, México]

El gusto por las lacas de Oriente provocó que se produjera en mobiliario con manufactura local. Destacaron las lacas de Olinalá que adornaron los objetos para guardar en las casas novohispanas. En esta cajita de Olinalá, vemos flores, pájaros y venados como motivos decorativos.

Debido a la gran cantidad de telas, joyería, abanicos, pañuelos, encajes, listones, entre otros elementos para su vestimenta personal, las mujeres nobles necesitaron diversos objetos para guardar, como: cajas, baúles, arcones e incluso, escritorios y papeleras.

Caja de Olinalá | Madera laqueada y policromada | S.XVIII | Olinalá, Nueva España [hoy, Olinalá, Guerrero, México]

El rebozo fue una prenda utilizada por mujeres de todo tipo de clase social. Por supuesto, la calidad y los materiales utilizados variaron de acuerdo con las posibilidades económicas de sus dueñas. Los más lujosos fueron bordados con hilos de seda, oro y plata.

Sabemos por las crónicas, y sobre todo, los inventarios de los bienes de las mujeres nobles novohispanas, que usaron prendas como el rebozo, huipiles y quexquemetl de forma habitual, e incluso los modificaron al agregarles aljófares (pequeñas perlas de forma irregular) y mandarlos a hacer con hilos de oro y plata. Su uso fue modificado en comparación con la época prehispánica al combinarlo con prendas europeas para mantener los valores cristianos.

Rebozo | Seda con ligamento de tafetán udrdimbre teñida por reserva, rapacejo anudado en triángulos con aplicación de motas de seda | S. XIX | México

A principios del siglo XIX la moda femenina en España cambió. Se abandonó el corsé y el uso del chal fue indispensable. Por ello, los productores chinos comenzaron a crear lienzos bordados cuadrangulares, los cuales fueron llamados “Mantones de Manila”. Si bien, la gran mayoría de estos objetos fueron producidos en la ciudad de Cantón al sur de China, el nombre que se le asignó a estos maravillosos objetos se debió a que en la ciudad de Manila los comerciantes chinos y japoneses exportaron los bienes que comerciaron con América y Europa, en especial los textiles.

Por tanto, estos objetos ricamente bordados fueron apareciendo poco a poco en las regiones de Hispanoamérica, integrándose al gusto de las mujeres. El uso de los mantones no sólo se dio para el vestir sino que su ricos y exuberantes bordados fueron utilizados como tapices, colgaduras e incluso como adornos en los pianos. El saber tocar el piano con destreza fue considerada una cualidad femenina necesaria para las mujeres de clase alta durante el siglo XIX.

Mantón de Manila | Tafetán de seda bordado | S. XIX | Cantón, Nueva España [hoy Filipinas]

El abanico se convirtió en un accesorio indispensable para las mujeres nobles, en especial, cuando cumplían con actos de visita o salían a algún lugar público. Está construido por dos partes fundamentales: el varillaje y el pais. El primero, se refiere a las varillas que componen la estructura del objeto, mientras que, el pais, es la tela u otro soporte que va adherido al mencionado varillaje.

El pais se utilizó como espacio gráfico de una diversidad de mensajes. El ejemplo que observamos tiene escenas galantes sobre las ilusiones del amor romántico y cortés al cual aspiraron las mujeres de altos recursos.

Su uso acompañó al arte de la conversación. A través de los movimientos y cierres, se desarrolló un código a través del cual se enviaron mensajes de amor a pretendientes.

Abanico con escenas elegantes | Varillaje de hueso calado e incrustaciones metálicas y país de papel acuarelado | S. XVIII | Europa

Algunas cigarreras fueron sumamente lujosas al ser de oro, plata y algunas con incrustaciones de piedras preciosas. Esta cigarrera tiene incrustaciones de rubí con motivos decorativos de flores.

El gran lujo de estos objetos se debió a que el consumo del tabaco -tanto en forma de rapé, como en cigarros- fue un placer cotidiano de los nobles, al verse como un hábito relacionado a la realeza europea y beneficioso para la salud.

Las mujeres unieron cadenas de oro y plata a estos objetos para integrarlos a su vestimenta y lucirlos públicamente.

Cigarrera | Oro de dos colores cincelado y picado con incrustación de rubí

Los retratos de monjas coronadas ilustran uno de los momentos cumbre dentro de la vida de una religiosa: el día de su profesión. La orden religiosa determinó los elementos y el hábito que se representaron en estos retratos, pero encontramos elementos comunes como las flores que se usaron para exaltar a la mujer que profesaba así como candiles en manos, rosarios, catecismos, niños Jesús, entre otros.

Este retrato pertenece a una joven que ingresó a la orden carmelita, siendo reconocible por su hábito café y manto blanco. Además tiene una corona de flores, un cirio floreado y en su mano, un catecismo como signo de su aprendizaje y devoción.

Retrato de monja coronada | óleo sobre tela | S. XVIII, Nueva España [hoy, México]

La llegada del Imperio Hispánico procuró mantener ciertas relaciones de poder entre los indígenas. Por ejemplo, el mantenimiento de los caciques, quienes poseyeron privilegios como el reconocimiento de su nobleza a través del linaje. A diferencia de los españoles quienes negaban derechos políticos a las mujeres, las mujeres nobles indígenas si pudieron ser cacicas por lo que administraron recursos y heredaron bienes.

Este retrato de Doña Sebastiana Inés Josefa de San Agustín realizado en 1757, fue hecho previamente a su ingreso al convento de Corpus Christy de la Ciudad de México. Dicho convento estuvo reservado sólo para indígenas nobles, hijas de caciques. Estos retratos tuvieron como objetivo certificar la posición social de quienes ingresaron al convento y también funcionar como un recuerdo de las jóvenes antes de tomar el hábito y renunciar al mundo.

Retrato Doña Sebastiana Inés Josefa de San Agustín Óleo sobre tela 1757 Nueva España [hoy, México]
Retrato Doña Sebastiana Inés Josefa de San Agustín (detalle) Óleo sobre tela 1757 Nueva España [hoy, México]

Dentro de los objetos que acompañaron la profesión estuvieron las medallas de pecho. La que observamos está bordada y tiene las encarnaciones al óleo.

En ella se representa a la virgen de la Inmaculada concepción siendo coronada por la trinidad. Acompañándola del lado izquierdo San Joaquín, San José y San Francisco, mientras que de lado derecho están Santa Ana, San Francisco Javier y Santa Gertrudis y al centro el Arcángel Gabriel.

Este tipo de objetos fueron utilizados sobre todo por las ordenes de las Concepcionistas y las Jerónimas.

Medalla de pecho | Bordado en hilo de seda con caras de imágenes pintadas al óleo | S.VIII | Nueva España (hoy México)

Los abalorios o chaquiras, como se le conocen popularmente en México, llegaron a Nueva España durante los siglos XVI y XVII de Venecia y Holanda. A la consolidación de la ruta comercial con Oriente a través del Galeón de Manila, la chaquira de China inundó el mercado en los siglos XVIII y XIX.

Este material fue rápidamente adaptado a los textiles, tanto de las mujeres indígenas como de mestizas y criollas. Las monjas dentro de sus tareas de manos utilizaron la chaquira para objetos de uso litúrgico, como cubrecáliz, rosarios, vestiduras de santos, entre otros. Esta pieza del Franz Mayer es un collar de chaquira con los símbolos de la pasión de Cristo, siendo un ejemplo de la amplitud de usos que tuvo este material y cómo acompañó los deberes devotos de las mujeres. Pertenece al siglo XIX, apogeo del uso de este material.

Collar con símbolos de la Pasión | Chaquira bordada | S. XIX | México

Este alfiletero de oro con motivos florales es testigo de un modelo femenino educacional donde las labores de manos, como el bordado y la costura, se vincularon con el rol femenino. En el caso de los conventos femeninos novohispanos se confeccionó su ropa ahí mismos ya que se consideraba una tarea doméstica. En ese sentido, se sabe que algunas monjas utilizaron adornos, entre ellos pulseras, collares y joyas por debajo de la ropa; aplicaron tiras bordadas a las mangas y añadían encarrujados, (una especie de costura parecida al encaje que se empleaba al realizar arrugas a la seda y/o terciopelo), a sus tocados y escapularios.

No sólo las mujeres que ingresaron al convento supieron coser y bordar, en general, el remiendo de prendas para el uso cotidiano era tarea femenina dentro del espacio doméstico para lo que utilizaron diversos utensilios como costureros, hilos, telas, dedales, alfileteros, entre otros.

Alfiletero | Oro en tres colores fundido, forjado, cincelado y picado de lustre | s.XIX | México

Los dechados son pedazos de telas con puntadas y diseños de bordado que realizaron las mujeres para practicar o mostrar su habilidad en el bordado. Dichos objetos fueron importantes para las mujeres porque permitían expresar sus habilidades en el seguimiento de la virtud femenina.

Muchos de los dechados no sólo dejan rastro de las puntadas y motivos decorativos aprendidos así como el nombre de su realizadora, año, lugar e incluso su edad, en este bello ejemplar de la Colección Franz Mayer, se puede leer: ESTE DECHADO LO / HIZO MARIA DE JE / SUS MARTINEZ EN EL COMBENTO / DE LA NUEBA EN / SEÑANZA EN SAN / JUAN DE DIOS LO/ CONCLUYO HAN / TES DE CUMPLYR / LOS SEIS AÑOS.

María de Jesús Martínez | Dechado | Hilo de seda teñido, bordado en soporte de lino con ligamento de tafetán | Ca. 1827-1836 | Ciudad de México, México

El costurero que observamos tiene incrustaciones de concha nácar que eran extraídas de tortugas de la zona del Golfo de México. Además, en su interior está adornado con volutas y un jarrón con flores rojas, que nos remiten a los jarrones de porcelana china tan codiciados por los novohispanos. Sin duda este lujoso mueble perteneció a una mujer adinerada quien practicó las habilidades de manos, como la costura y el bordado.

Dichas habilidades consideradas cualidades femeninas, se relacionaron con el cultivo de la paciencia. Al ser tareas que se realizaron en el espacio doméstico, mantenían a las mujeres nobles en el hogar, recurso que se utilizó para alejarlas del espacio público donde se pensaba que podían incurrir en vicios morales. Fue en el siglo XIX cuando la costura y el bordado se vincularon con la maternidad.

Costurero | Madera de pino con marquetería de hueso, concha de tortuga y hueso | S. XVIII | Nueva España [hoy, México]

Los libros de coro fueron publicaciones de gran formato que se ponían al centro de las prácticas o las presentaciones musicales para devoción litúrgica. Dentro de ellos, se visualizan los tonos en los cuales interpretar las diversas canciones e incluso, tenían estampas coloreadas como el ejemplar que observamos, donde un grupo de monjas rinde devoción a la Virgen y al Niño a partir del canto.

En el espacio conventual las mujeres pudieron acceder no sólo a conocimientos religiosos, sino también al estudio general, la escritura, las matemáticas y la música.

Prácticamente en todos los conventos donde había niñas educandas, en los colegios y beaterios de tipo docente, había clases de música. Lo principal que se enseñó fue canto, pero algunas mujeres también aprendieron a tocar por nota los diversos instrumentos musicales, a escribir música e incluso a componerla.

Officium Beatae Mariae. Ad vesperas (Oficio de las Vísperas de María) | Siglo XVIII | España

El auge actual sobre los estudios relacionados al género ha sido un camino largo de empuje contra la invisibilización de las mujeres durante siglos. Revisitar a los objetos en sus condiciones de uso permite subrayar las condiciones de género y así aproximarnos al conocimiento sobre las mujeres de otros tiempos.

No podemos decir que las mujeres nobles novohispanas representaron las formas de vida de la mayoría de las mujeres de su época, al contrario, fueron excepciones con ciertos privilegios que otras jamás poseyeron. Sin embargo, enunciar sus modos de vida a través de sus objetos no sólo dan luz a su historia sino a todo un sistema de relaciones.

Officium Beatae Mariae. Ad vesperas (Oficio de las Vísperas de María) (detalle) | Siglo XVIII | España